Perdonar y olvidar. Eso es lo que dicen. Es un buen consejo, pero no es muy práctico. Cuando alguien nos lastima, queremos lastimarlos a ellos. Cuando alguien se equivoca con nosotros, queremos ser correctos. Sin perdón, viejas cuentas nunca se arreglan... y viejas heridas nunca sanan. Y lo que más podemos esperar es que algún día vamos a ser lo suficientemente afortunados para poder OLVIDAR.